Había una vez unos niños que se fueron a jugar a casa de Mario, una casa al lado de un bosque.
Mientras jugaban oyeron un extraño ruido y fueron los tres. Al cabo de un rato, su madre les dijo que si querían merendar, pero no contestaba nadie. Su madre subió a la habitación y vio que no había nadie.
Los niños se adentraron en el bosque. Tenían mucho miedo. Ellos seguían sintiendo esa voz tan extraña, notaban que los estaban espiando. La madre muy preocupada fue a llamar a la policía. La madre les dijo: -Hola. Mi hijo y sus amigos han desaparecido. Vengan muy rápido.
Vieron una cosa misteriosa. Fueron muy despacio a ver qué era. Era una serpiente herida. Alba llevaba una venda, cogió su venda y la curó. Ellos le preguntaron: -¿Qué es ese ruido?
La serpiente respondió: -Es el monstruo del bosque, un depredador de animales. Ellos, asustados, fueron a investigar.
Vieron unas huellas muy grandes de unos 4 metros. Las siguieron. Vieron al depredador pero él no los veía a ellos. Manuel llevaba un cuchillo en su mochila, lo sacó y se lo tiró al corazón a ver si lo podía parar. Se paró y se quedó en el suelo. Mario, Alba y Manuel sintieron el sonido de la sirena de la policía y fueron corriendo a que los llevaran a casa de Mario. En el coche iba la madre y 4 policías, que le dijeron:
-¿Dónde estábais? Estaba muy preocupada.
-Estábamos en el bosque. Es que habíamos sentido un ruído muy extraño
-¿Qué ruido?
-Un depredador. Mirad, venid y lo veréis. Está tirado en el suelo.
Ellos, al verlo, se asustaron y se fueron corriendo. Al cabo de unos días el depredador seguía sin moverse tirado en el suelo. Estaba muerto. Mario, Alba y Manuel lo enterraron en la tierra y se fueron a su casa muy disgustados, pero ellos sabían que ya no iba a haber más problemas en el bosque.
¡COLORÍN COLORADO, ESTE CUENTO SE HA ACABADO!
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