Al cabo de unos días se presentó en la casa de la abeja. Dentro el sapo se sentó en la mesa para comer y la abeja le dijo que se lavase las manos tantas veces que a la abeja le dio tiempo a comerse todos los pasteles y el sapo se fue enfadado.
Pasaron
unos días y el sapo y la abeja se volvieron a encontrar, el sapo invitó
a la abeja a su casa. A la abeja se le había olvidado lo de los
pasteles y aceptó. Al día siguiente la abeja se presentó en casa del
sapo. Al entrar, el sapo le dijo que se arrimase a la mesa y la abeja
fue a sentarse. Entonces el sapo le dijo que saliera y dejase ese
zumbido fuera y luego entrase, y así hasta que el sapo se comió la
ensalada, la abeja se fue enfadada y no se volvieron a hablar.
De esta manera el sapo le devolvió la jugarreta a la abeja.
De esta manera el sapo le devolvió la jugarreta a la abeja.
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