jueves, 24 de julio de 2014

El sapo y la abeja

Érase una vez un sapo al que le gustaba charlar con todos los que se encontraba en el camino de la charca. Un día empezó a hablar con una abeja y se hicieron amigos. La abeja le invitó a comer a su casa y el sapo le dijo que sí. 

Al cabo de unos días se presentó en la casa de la abeja. Dentro el sapo se sentó en la mesa para comer y la abeja le dijo que se lavase las manos tantas veces que a la abeja le dio tiempo a comerse todos los pasteles y el sapo se fue enfadado.


Pasaron unos días y el sapo y la abeja se volvieron a encontrar, el sapo invitó a la abeja a su casa. A la abeja se le había olvidado lo de los pasteles y aceptó. Al día siguiente la abeja se presentó en casa del sapo. Al entrar, el sapo le dijo que se arrimase a la mesa y la abeja fue a sentarse. Entonces el sapo le dijo que saliera y dejase ese zumbido fuera y luego entrase, y así hasta que el sapo se comió la ensalada, la abeja se fue enfadada y no se volvieron a hablar.

De esta manera el sapo le devolvió la jugarreta a la abeja.

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