martes, 19 de agosto de 2014

LA CASA DE LAS VENTANAS DE COLORES

Érase una vez una calle que tenía casas a un lado y a otro, donde los niños jugaban felices. Un día al salir del colegio, Anthea se dirigía a su casa, cuando pasó por delante de la casa de un mago. La casa tenía un llamador muy raro, con forma de cabeza de perro, y cuando pasabas por delante de la casa te ladraba. Cuando Anthea pasaba por delante del buzón de la casa vio que había un gato encima con un ojo verde y otro azul. El gato le guiñó el ojo azul, y en ese momento se bajó del buzón y se metió entre los setos de la casa del mago. Cuando cruzó los setos no llevaba el uniforme del colegio. Llevaba un vestido dorado, unos zapatos escarlata y unas medias verdes. Cuando se levantó tenía al mago enfrente; el mago invitó a la niña a entrar y le explicó que si veía en alguna ventana un mundo que le gustase podría quedarse pero salir de él. La niña miró por todas las ventanas pero ninguna le convenció, y le preguntó al mago que si no había más ventanas. Éste le dijo que sí, pero que era más pequeña que las demás, y que creía que no le iba a gustar; pero se equivocó, porque ése era el mundo que ella quería, y salió por la puerta muy contenta. El mago le dijo al gato: - ¿Cómo es que no se ha dado cuenta de que ése es el mundo real?.

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