Érase una vez un relojero que vivía en Suiza. Hacía unos relojes perfectos y preciosos que nunca se estropeaban, pero un día un reloj se adelantó mucho. Era el reloj más rápido del mundo. Ese día fue cuando el relojero intentó arreglarlo y no pudo. Pasaron los días y no se podía arreglar... Si quieres saber lo que pasará.
¡LÉETELO ESTÁ MUY CHULO!
No hay comentarios:
Publicar un comentario