Un día su padre le dijo: -No te preocupes Sito. Algún día pasará algo grande.
A Sito le gustaba el cole pero no le gustaba ir al cole porque los matones del barrio se metían con él. Cada día le cogían su mochila y la tiraban a la basura, y a él le tiraban al suelo.
Sito llegó al colegio, se comió su bocadillo y miró a los otros ratones jugar al chutobol, pero no sabía que algo malo estaba pasando. El profesor Pestífero Malasartes estaba creando un robot gigantesco. Fue a probarlo, dio saltos y al rato dijo que no quería destruir nada más así, que el profesor le dio una descarga. Sito lo vio todo. Entonces Sito, con el balón de chutabol, apuntó bien y le dio en la cabeza al profesor. Eso hizo que tirara el cañón. Entonces se fue. Cuando Sito volvió a casa le preguntó a sus padres que si podía tener una mascota. Le dijeron que sí.
Entonces vieron su mascota y decidieron que podía meterse en el garaje.
Cuando Sito fue al colegio, los matones le llevaron la mochila, enseñó su robot en la clase de enseñar sus cosas preferidas, y su clase y él dieron un paseo en el robot. En resumen: el mejor día de la vida de Sito. Pero el profesor se metió en el colegio, le dio una pócima al lagarto y se hizo un monstruo gigante y maligno. Entonces hubo una pelea entre el robot de Sito y el lagarto. Ganó el robot, que cogió al profesor y lo metió en la cárcel.
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